13.7.06

AL RULO, CON CARIÑO

Como el que hace la página del diario Castellanos no colgó la nota mí que salió publicada al día siguiente de la muerte de Oscar Moro, cuelgo acá esta necrológica que escribí para el Diario. En realidad, la escribí para mí, para darme el gusto, pero la publicó el diario porque se lo pedí a la editora de Cultura. Qué capo el Rulo Moro. Se la dedico de corazón a Ariel Ferreyra, el único baterista que supo entender (y copia -cuántas veces nos reímos tocando al estilo Moro) a este, el primer gran baterista de la historia del rock nacional. Que no es poco. ------------------------------------------------------------------------------------------------ Oscar Moro: Alto en el Cielo. Fue el baterista de Serú Girán, además de participar de las formaciones de La Máquina de Hacer Pájaros, Los Gatos y otros grupos de rock antológicos de los ´70. Fue el fanático número uno del rock nacional –sus archivos personales son leyenda- y un baterista que marcó un antes y después en la música argentina. Tenía 58 años y murió de úlcera en su casa de Palermo. (Por Francisco Marzioni). Nadie lo esperaba, a pesar de que hacía años que navegaba entre médicos y clínicas privadas por problemas de úlcera. Mientras que todo el mundo del rock analizaba el significado de la muerte de Syd Barret –ex líder de Pink Floyd- aparece una noticia aplanadora para aquellos que consideran que el rock and roll no está muerto. Oscar Moro se fue, y ya no tocará más. Participó de la formación de Los Gatos, el primer grupo de rock en la Argentina. Con marcado por la influencia de Ringo Starr, fue el referente principal en el mundo de la percusión durante más de 15 años, cuando todos los jóvenes bateristas soñaban ser como él. Un hombre amable, divertido, amante indiscutido de la música, siempre escondido tras los tambores marcó el pulso de la década gloriosa: los ´70. Todos los músicos del país lo recordarán como “ese que tocó en Serú o en La máquina de Hacer Pájaros”, donde su estilo baterístico brilló por la contundencia, la originalidad y un tiempo exacto a prueba de errores. Versátil como pocos, integró también las formaciones de Color Humano, y fue aliado de Pappo en el metalero Riff del año ´85. Su obra, como la de todo hombre tras las estrellas, está dispersa entre los grandes nombres del rock nacional. Amigo íntimo de Pappo y David Lebón, Charly García se negó a tocar sin él durante muchos años, y Moro lo acompañó desde Sui Generis hasta sus primeros discos solistas. En los ´90, se hizo amigo del silencio, y se guardó en los arcones del recuerdo del rock nacional. Su archivo periodístico era inigualable, guardaba todos los artículos sobre las bandas en las que partipó, además de filmaciones y discos piratas. Fue él quién, caminando una tarde por Parque Rivadavia, descubrió la grabación que luego fue el disco editado en el año 2000 “Yo no quiero volverme tan loco”. Inquieto como pocos, fue mucho más que un simple baterista: fue el mejor. Nadie sale vivo de aquí El rock es un lugar donde llegar a viejo es prácticamente un lujo. Oscar Moro no se fue por sus excesos, sino por problemas comunes en una persona que bordeaba los 60 años. Uno se resiste a creer que las estrellas de rock mueren, porque eso significa que estaban vivas, que eran personas, al final, comunes y corrientes. Pero Oscar deja un vacío que no responde a los discos que pudo sacar o las canciones que pudo tocar, hacía ya muchos años que había pasado a retiro –desde el regreso de Serú Girán, allá en el ´92- sino que su muerte nos recuerda que, al final de cuentas, todo concluye al fin y nada puede escapar. ¿Por qué extrañaremos a Oscar Moro? Tal vez sea por los interminables veranos que pasamos escuchando los discos de Serú, o las noches flasheando con los juegos baterísticos de “Hipercandombe”, con el impecable ritmo de “Autos, Jets, Aviones , Barcos”. Oscar, a pesar de haber sido un baterista de rock, no dejó de atender a los ritmos que se gestaban en Brasil y centroamérica, siendo el mejor alumno de una trova incipiente latinoamericana. En un tiempo donde la información musical estuvo restringida, Moro siempre tuvo un as en la manga para demostrar que su estilo respondía a la pluralidad de músicas y no al cercenamiento del oído, inclusive cuando tocó el metal más duro. Fiel como persona y como músico, sus ritmos sostuvieron la música de los más grandes del rock argentino, y de este modo también fue parte de esta elite inigualable. Nadie va a dejar de recordarlo con una sonrisa y un poco de tristeza por el amigo que se fue. Oscar Moro, el primer baterista del rock nacional, fue un lujo para la escena de la música. Su final, en silencio, rodeado de su familia y amigos, se mantuvo fiel a quien fue en vida: el hombre detrás de la estrella, que brillaba con luz propia. ------------------------------------------------------------------------------------------------ Reeviendo lo que escribí, me doy cuenta que no mencioné que era alcohólico. Lo que quise decir al asegurar que "no murió por los excesos" es que no vivió una vida del tipo Charly García. Moro era un hippie, pero de verdad. La foto: una imagen firmada por el maestro. Rulo querido, viejo y peludo, para mí que se ecnontró en el cielo con tanguito y se pusieron a tocar "La balsa", que es el único tema que sabían los dos. jajjajajaa qué chiste nerd.

5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Bueno, Gogui... me dejasme sin habla.

No solo esta es una de las mejores reseñas tuyas que he leído, es una de las mejores que he leído, y punto.

Se nota que lo estimabas muchísimo.

Felicitaciones.

(y dejen vos y Matsuo de tirarme flores en el Flog que me lo voy a creer, pelotudos)

Un abrazo.

Matu.

7/13/2006 06:15:00 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Coincido con Logan San en todos los puntos.
Cuando un ídolo se va, nos sentimos como que se nos muere un hermano.

PD: Gogui: te estás destapando como un excelente autor...de necrológicas. Si te quedás sin laburo, ofrecete en Rosseti, Santa Lucía ó Sentir...quien te dice.
(otro chiste nerd)

7/13/2006 06:34:00 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

mumi es de los nuestros, y se la re banca.

;)

Saludos.

7/15/2006 08:18:00 a. m.  
Blogger Gogui said...

Los violadores a Moro???? Increíble. O sea, es creíble, peroe s una muestra de que uno se pone viejo y se pone pelotudo.
Me acuerdo que Los Violadores tenían un tema en el primer disco que se llamaba "Viejos Patéticos" y estaba dedicado a todos los que en ese momento eran los dinosaurios del rock nacional, entre ellos Serú Girán.
Claro que Charly nos e quedó callado, y compuso la canción que contiene la frase "Mientras miro las nuevas olas, yo ya soy parte del mar", y les cerró la boca jajajaj maestro!

Pero bueno, Pil, aprece que estás viejo y bueno, te volviste sentimental. un apluso para la sensiblería geronmte de Pil. Gracias mumi por seguir pasando!

7/16/2006 08:39:00 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Gracias por esa increible receña de Morito. Soy un baterista de Chile y Moro es una de mis grandes influencias a la hora de tocar. Soy un refanatico de Sui Seru La Maquina y todo eso y Moro me vuela la cabeza cada vez que lo escucho.
Te cuento que use un extracto de tu biografia en una foto de Moro que puse en mi fotolog, pero por supuesto aclare de donde la extraje y puse el link hasta aca por si no te molesta.

Saludos

Micky

2/11/2007 06:42:00 p. m.  

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